martes, 8 de noviembre de 2011

No me lo explico, pero, guo aini.


El nervio de la voz, el acento apagado, reaparece la mirada adolescente cuando salimos del bar.
Su moto es la segunda empezando por la derecha, frente a la puerta del local: enciende el tercer cigarro. Está intranquilo pero su mirada transmite paz. No quiero besarle, sólo abrazarle, al mirarle más despacio descubro una extraña hermandad. Qué tan dulce desconocido de la noche, mis palabras te confunden pero parecemos comprender, asentimos sonrientes ante el revuelo de frases que inventamos en un cuarto idioma que sólo nos pertenece.

I'm a safe driver, he says.
How do you say that in Chinese?, contesto.

Taipei me recuerda a un pueblo de mar con el que he debido soñar varias veces.
El casco me resbala por la cabeza, no atino a econtrar dónde agarrarme. Pero James Cheng conduce despacio, fiel a su apariencia, y así el presente se prolonga para que pueda repertirle what a nice guy he is. It's OK, responde cada vez, y echa el cuerpo hacia delante como queriendo despertar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario