lunes, 8 de noviembre de 2010

Roma-Madrid 25/8/2010



A veces el gesto de un desconocido me sume en una profunda ternura que no puedo manejar.
Y las edades que nos comprenden, los países que nos separan, se diluyen al instante y sólo les puedo amar.
Con un amor entre hermanos, la ternura es caridad
y el extraño se aparece en una y otra ciudad.




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