sábado, 22 de mayo de 2010

.U.LI.SES.



Cuando vienes a casa y Yoyo sale a la puerta a recibirte me hace mucha ilusión.
Luego, cuando me busca le digo por dentro,
'¡No, no! A mi no...'





Aunque el cartón y la lana son materiales de mi agrado debo admitir que Ulises no está hecho de estos y tampoco de cristal. Lo sé porque no tintinean sus patitas al andar por el suelo de madera de la casa misteriosa en la que habita.
Cuando era pequeña pensaba que todo el mundo era quién era por su nombre, como si el carácter de este, más o menos frecuente, más o menos sonoro, más o menos hermoso, se filtrara por los poros de la piel de cada cual hasta arraigarse en lo más profundo del alma. Por eso al conocer a Ulises volví a creer en la infancia y sus devaneos, recreé su vida anterior a nuestro gran encuentro y desvelé su identidad en un secreto único para mi.

Ulises caminaba elegante y tranquilo con una sonrisa minina en la cara. Sus bigotes afilados hablaban de su clase, poesía: del futuro de nuestra amistad. Y aunque entonces yo sólo viera piezas fundamentales de la naturaleza de un gato, lo que en verdad contaban esos gestos, esas dotes, era la personalidad más sublime nunca encontrada bajo el pelaje de un animal. De una animal de este tipo, claro, porque los perros, los pájaros, los conejos... demuestran cada uno a su manera el interés que lo humano les evoca, el sentimiento biológico que son capaces de experimentar.

3 comentarios:

  1. Eh ahí 'la desgracia de llamarse Pepe'..

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  2. ¡Pero que porte más señorial y elegante tiene el minino de las fotografias!

    Por cierto, Blah, me has hecho recordar una canción que escuchaba mucho cuando era pequeña:
    Oye pequeño, no me quites el sueño, piel de angora tentadora... a ver si la encuentro!

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  3. La relación entre uno y su gato es algo
    muy especial, es una conexión infinita difícil de romper, imposible de romper...

    Muy lindo gatito saludo!

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